¿Tienes estrés y tus digestiones no van bien? Puedo ayudarte

¿Te ha pasado que cuando estás estresada, tu estómago parece rebelarse? 

Hinchazón, pesadez, acidez… ¡o todo junto! 

No es casualidad. 

La conexión entre la mente y el sistema digestivo es tan fuerte que a veces llamamos al intestino «el segundo cerebro».

Cuando estás bajo estrés, el cuerpo activa el famoso modo «lucha o huida»

Esto es genial si necesitas correr porque te persigue un tigre, pero no te ayuda si estás tratando de digerir un plato de quinoa con verduras. 

¿Por qué? 

Porque el cuerpo prioriza el envío de sangre y energía a los músculos y el cerebro, dejando la digestión en un segundo plano.

El estrés crónico no sólo ralentiza la digestión, también puede:

  • Aumentar el riesgo de problemas intestinales como el síndrome del intestino irritable (SII).
  • Provocar desequilibrios en la microbiota intestinal: las bacterias buenas pueden verse afectadas.
  • Reducir la absorción de nutrientes. Sí, incluso si comes saludable, el estrés puede dificultar que aproveches lo que ingieres.

¿Y qué puedes hacer para proteger tu digestión cuando el estrés aprieta?

  • Crea un ambiente relajado para comer:
    No comas de pie ni con prisas. Dedica al menos 20 minutos para sentarte, respirar y disfrutar de tu comida.
  • Haz pausas antes de empezar a comer:
    Haz unas respiraciones profundas antes de cada comida para decirle a tu cuerpo que es momento de relajarse.
  • Incluye alimentos que apoyen la salud intestinal:
  • Probióticos: yogur natural, kéfir, chucrut…
  • Prebióticos: alimentos ricos en fibra como plátanos, espárragos, ajo…
  • Alimentos antiinflamatorios: cúrcuma, jengibre, pescado azul….
  • Mueve tu cuerpo:
    Realizar deporte o disciplinas como yoga puede aliviar la tensión y mejorar la motilidad intestinal.
  • Haz un «chequeo mental»:
    ¿Qué te está estresando? A veces, simplemente reconocer lo que pasa puede ayudarte a manejarlo mejor.

Tu digestión es como un espejo de lo que pasa en tu mente. 

Si te sientes en modo caos, tu estómago también lo estará.

Por eso, cuidar tu bienestar emocional es tan importante como comer saludable. 

Busca espacio para el autocuidado, porque al final, la salud es un equilibrio entre cuerpo y mente.

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