Hoy te escribo entre apuntes de Dietética.
Estoy en plena época de exámenes.
Y, si lo comparo con años atrás, cada vez me cuesta más estudiar sin distraerme.
El móvil.
Ay, el maldito móvil.
Una maquinita en muchos aspectos maravillosa.
Que nos facilita mucho la vida.
Pero por otra parte, que nos roba uno de nuestros tesoros más preciados: LA ATENCIÓN.
Vivimos distraídas.
Desconectadas.
Y cada vez somos más adictas al chute de dopamina que nos dan las redes sociales.
Queremos estímulos rápidos.
Y nos cuesta más mantener el foco en tareas más “aburridas” como puede ser estudiar, ver un documental o escuchar.
Con esto no te digo que debas irte al Tibet a vivir sin móvil.
No.
Pero sí que te recomiendo que cuando quieras prestar atención a algo o a alguien (sea estudiar o a escuchar a tu amiga o a tu madre), tengas en cuenta estos consejos:
- Pon el teléfono en modo NO MOLESTAR. Ninguna urgencia se transmite a través de Instagram o Whatsapp.
- Sácalo de la habitación o guárdalo en un lugar no visible. El tiempo es oro, y si paras cada minuto a mirar el móvil, no te cunde nada.
- Dedica un ratito al día a mirar el móvil “por ocio” y mantén el resto del día las app’s desactivadas para no estar con distracciones todo el tiempo.
Recuerda que lo más bonito e interesante de tu vida no se vé a través de las pantallas.
Y que tú tienes el timón de tu tiempo, ¡no se lo cedas al dueño de Instagram! 😉
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