Me encanta aprender sobre salud.
Es algo que me apasiona.
Hace unos días, mientras corría cerca del río, escuchaba un podcast muy interesante sobre la fórmula de la felicidad.
Ay, la felicidad.
Es como nuestro santo grial.
Y a la vez nuestro talón de Aquiles.
Todas las personas la perseguimos, pero en ocasiones nuestro GPS se desorienta y nos indica rutas inaccesibles y muy difíciles para llegar a ella.
En el podcast hablaban sobre el mayor estudio sobre la felicidad que se ha realizado nunca.
Investigadores de la Universidad de Harvard siguieron durante más de 8 décadas (que se dice pronto) la vida de cientos de personas (muy distintas entre ellas).
Durante todo este tiempo les realizaron entrevistas e hicieron seguimiento sobre sus vidas.
Dentro del grupo había perfiles de todo tipo. Y claro, en 80 años hubo cabida para que les pasaran infinidad de experiencias, tanto positivas como negativas, en sus trabajos, sus relaciones y su mentalidad.
Aún que hubiera tanta variedad de estilos de vida, los investigadores llegaron a ciertas conclusiones respecto a cómo funciona nuestro GPS hacia la felicidad.
La principal conclusión del estudio fue que una buena alimentación, ejercicio físico y una condición económica favorable nos hacen acercarnos a ella.
Pero que la clave para acceder a ella era rodearnos de personas que nos aporten.
Lo que ellos llamaron “fitness social”.
¿Fitness social?
¿Qué tiene que ver mazarte en un gimnasio con rodearte de buena gente?
Pues muchísimo.
Las relaciones se entrenan (igual que los músculos).
Podemos tener un golpe de suerte y que en nuestro camino aparezcan personas interesantes y nobles, pero si no cultivamos la relación, tarde o temprano dejaremos de estar cerca de ellas.
Las relaciones se eligen (igual que la compra en el supermercado).
Podemos elegir de qué tipo de personas queremos rodearnos. El mundo es enorme y está lleno de personas interesantes. Si en tu entorno más cercano sientes carencias a nivel social, no olvides que puedes moverte y explorar nuevos horizontes con personas más afines a tu YO actual.
Las relaciones se revisan (igual que revisas tu plan de entrenamiento).
A veces nos sentimos frustradas, solas o incomprendidas.
Te invito a que mires hacia dentro para identificar si repites patrones a nivel social.
Cuando ciertas experiencias se nos repiten una y otra vez, pregúntate si de forma inconsciente hay algo a trabajar en ti que te ayude a poder crear esas relaciones sociales que te gustaría tener.
No le quites importancia a ésta parte de tu vida.
Sentirte sola o insatisfecha en este punto hará que tu cuerpo reaccione aumentando los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Y cuando es en un momento puntual, el cuerpo lo puede gestionar.
Pero cuando la insatisfacción se cronifica, el impacto en tu cuerpo es brutalmente dañino.
Si quieres seguir aprendiendo sobre salud y bienestar, apúntate a mi Newsletter: