¿Sabías que la calidad de tu sueño puede ser tan importante como lo que comes o cuánto te mueves para tener una buena salud?
Tu peso, tus niveles de energía y hasta tus antojos están directamente ligados a cómo duermes.
Si sientes que lo haces todo “bien” y aún así no ves resultados, ¡puede que el sueño sea la pieza que falte mejorar!
Cómo afecta el sueño a tu peso
- El descontrol hormonal: cuando no duermes lo suficiente, tus hormonas se alteran:
- Grelina: es la hormona del hambre. Esta hormona aumenta cuando duermes poco, haciendo que tengas más antojos (sobre todo de carbohidratos y dulces).
- Leptina: es la hormona de la saciedad. Esta hormona es la que te dice “ya es suficiente, estás llena”. ¿La mala noticia? Baja con la falta de sueño.
Resultado: Comes más, incluso sin tener hambre real.
- Metabolismo lento: dormir poco puede ralentizar tu metabolismo, haciendo que tu cuerpo queme menos calorías incluso en reposo.
- Elecciones impulsivas: cuando tienes sueño, el cerebro busca gratificación rápida. Es mucho más difícil decirle “no” a esa pizza o postre cuando estás cansada.
Y tu energía, ¿qué?
El sueño no solo es clave para recuperarte físicamente, sino que también afecta tu energía mental y emocional:
- Falta de energía = menos ejercicio: cuando estás agotada, lo último que te apetece es entrenar, con lo que es más fácil que no cumplas con tus entrenamientos marcados.
- Estrés y mal humor: el insomnio o las noches sin sueño reparador aumentan los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que te deja agotada y de mal humor.
- Problemas de enfoque: sin un descanso adecuado, hasta las tareas más simples se sienten como subir al Everest.
¿Qué puedes hacer?
Mejorar tu sueño no es magia, pero con estos pasos notarás una gran diferencia:
- Crea una rutina nocturna: intenta dormir y despertarte a la misma hora todos los días, incluso fines de semana.
- Horas: dormir unas 7-8h de calidad es ideal para que tu cuerpo y tu mente recarguen energía. Y recuerda, el sueño no se recupera (no sirve dormir 5 h entre semana y 12 h el fin de semana).
- Adiós pantallas: reduce el uso del móvil o la tele al menos 30 minutos antes de acostarte (la luz azul altera tu producción de melatonina). Si lo haces, plantéate el uso de gafas de bloqueo de luz azul y notarás la diferencia.
- Cena ligera: opta por comidas fáciles de digerir y ricas en triptófano (huevos, leche, plátanos, cereales integrales, almendras, avena, yogur…) y evita la cafeína y la teína a partir de la tarde.
- Ambiente óptimo: haz de tu habitación un templo para dormir: oscuridad total, buena temperatura y silencio.
Prioriza el sueño como una parte esencial de tu bienestar y verás cómo tu energía y tu peso empiezan a equilibrarse casi de forma natural.
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