El verano es esa época del año donde todo parece ralentizarse un poco.
Bueno, para muchas de nosotras, todo menos una cosa: la exigencia interna.
Ahora que llegan las vacaciones, muchas mujeres me escriben con la misma duda:
“¿Cómo hago para no perder la rutina en vacaciones y no retroceder todo lo que avancé?”
El objetivo no es seguir tu misma rutina en vacaciones que durante el resto del año y acabar frustrándote por no poderla cumplir.
Lo que sí que es importante es moverse desde el amor hacia ti misma.
Me explico.
La actividad física no debería ser un castigo por haber comido más o diferente.
Ni un requisito para “ganarte” el descanso o la comida.
Moverse es un acto de presencia.
Una forma de recordarte que estás viva.
No es un trámite para compensar nada.
Hoy te quiero explicar 5 consejos simples para relacionarte con el movimiento este verano de una forma más libre y amable:
1. Cambia la palabra “entrenar” por “moverte”
No hace falta gimnasio para mantenerte activa.
Aprovecha el cambio de paisaje para hacer cosas distintas: caminar por la orilla, pasear por el bosque…
Cuidarás cuerpo y mente y desconectarás.
También puedes incorporar 2-3 entrenamientos a la semana cortitos sin material o con gomas que puedes hacer en cualquier momento y lugar para trabajar la fuerza (si necesitas ayuda con esto me dices 🙂).
Eso también cuenta. Y mucho.
2. Escoge el movimiento que te haga sentir mejor después, no peor durante
Si empiezas algo ya pensando “a ver si acabo”, no estás enfocando el movimiento de forma saludable.
Busca algo que te haga sentir bien, no que sientas que estás castigando a tu cuerpo.
3. Hazlo sin culpa si decides no hacerlo
El descanso también es movimiento interno.
A veces, tras un año lleno de estrés y de poco descanso, no hacer nada es lo que el cuerpo necesita para regenerarse.
Aprovecha algún día para hacer descanso consciente: dormir más, tumbarte en una hamaca o hacer una siesta reparadora.
Aunque a veces la exigencia nos indique que “más es mejor”, hacer una parada técnica es necesario de vez en cuando.
4. Usa el movimiento como anclaje, no como castigo
¿Te sientes con mucha sobrecarga mental?
Sal a caminar sin móvil por la naturaleza y respira.
Muévete para volver a ti, no para exigirte más.
5. Sé flexible contigo misma
No necesitas repetir la misma rutina que haces durante el año.
Tu vida es otra en verano, tu ritmo también.
Ajustarse a eso no es perder… es respetarte.
Este verano no entrenes para compensar el helado.
Muévete para saborear la vida.
Para sentirte dentro de tu cuerpo.
Para cuidarlo sin condiciones.
Y si un día no te apetece moverte, tampoco pasa nada.
Tu cuerpo no necesita disciplina perfecta.
Necesita descanso, ternura y honestidad.
Si quieres seguir aprendiendo sobre salud y bienestar, apúntate a mi Newsletter: