Durante el día a día, es fácil quedarnos atrapados en la queja.
Y oye, que muchas veces con mucha razón.
En esta sociedad del “todo para ya”, donde el estrés y la ansiedad están siendo una verdadera pandemia, no caer en esta rueda es verdaderamente heroico.
Atascos.
Inflación.
Problemas.
Cansancio.
Hiperproductividad.
Soledad (a pesar de estar super conectados).
Hiperexigencia.
Y es cierto que con los años, sin darnos cuenta, muchas veces se nos va agriando el carácter y pensamos más en lo “malo” que en lo “bueno” que tenemos.
Y eso no nos hace ningún bien.
Y aunque no existen soluciones “mágicas” (hay muchas cosas injustas y dolorosas de las que no podemos huir), creo que es importante tener ILUSIONES.
Y no hablo de hechos superespeciales.
Hablo de no dejarse llevar por la pereza y hacer planes que realmente nos conecten con eso.
Ir a ese restaurante nuevo que han abierto y que tiene muy buena pinta.
Quedar con esa amiga que tanto tiempo hace que no ves.
Sorprender a tu pareja con un concierto de un grupo que le guste mucho.
Apuntarte a una carrera y seguir el plan de entrenamiento visualizándote cruzando la meta.
Cuidar tus plantas.
Hacer un plan casero de mascarilla + serie chorra que tanto te encanta.
Coger unos vuelos de avión a aquel destino que tanto te gusta.
La ilusión es el motor de nuestra vida. Sin ella, nos volvemos grises y todo cuesta mucho más. Así que deja la pereza de lado, coge la agenda y alimenta esta parte de ti que tanto bien te va a hacer 🙂
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