Refugio.
Según el diccionario, es un lugar en el que ampararse, resguardarse, recibir protección, asilo o acogida.
Para mí, refugio es paz, calma, lugar seguro.
Tenemos muchos refugios en nuestra vida (aunque a veces no nos damos cuenta).
A veces sentimos refugio en nuestras personas vitamina. Un abrazo profundo de ellas te hace sentir hogar y que todo irá bien.
A veces sentimos refugio en un libro que nos encanta. En la música de ese cantante que te transporta a un sitio seguro. En el arte, que hace de este mundo un lugar un poco más amable. En la comida de tu madre que tanto amor te transmite.
A veces sentimos refugio en lugares especiales. La casa de tu abuela donde de pequeña te sentías tan bien. En aquél lugar de costa donde renaces. En la naturaleza. En los animales.
Y a veces (y ojalá lo puedas experimentar) sientes refugio en ti. En tu compañía en los momentos de silencio. En tu calma interna.
Esta semana me iré unos días a uno de mis refugios favoritos: un monasterio budista. En él siento paz. Siento el poder del silencio. Siento la calma que en mi día a día a veces me cuesta encontrar.
Cierra los ojos y piensa dónde te sientes así. Y no dudes en acudir a ellos siempre que lo necesites. Volverás con una perspectiva distinta para poder afrontar aquello que necesites.
Si quieres seguir aprendiendo sobre salud y bienestar, apúntate a mi Newsletter: