Te levantas por la mañana, dispuesta a hacer las cosas “bien”.
Haces un desayuno sano.
Vas a trabajar.
Comes un tupper sanote.
Pero llega la tarde, sales de trabajar y…
Te entra hambre.
Te comes una manzana.
Pero sigues con ganas de comer.
Y en ése momento, entras en lucha.
Te apetece comer algo dulce, pero sientes que no debes.
Y es en ése punto donde debes PARAR y negociar contigo misma.
Siempre hay opciones de alimentos sanos que pueden saciarte,
Y con saciarte no me refiero únicamente a llenar tu estómago.
Saciarte también incluye tu parte emocional.
No comemos sólo para nutrirnos físicamente.
También comemos para sentir placer.
Para sentir confort.
Para sentir seguridad.
Y tener en cuenta estas necesidades es básico para poderte cuidar de forma global y equilibrada.
Yo no soy partidaria de pautas estrictas.
Soy partidaria de educar nutricionalmente para aprender a cuidarse.
Y para eso es importante que conozcas distintas opciones saludables que pueden saciarte en todos los sentidos:
Si te apetece dulce…
- 1 yogur rico en proteína con una cucharada de cacao puro, estevia y canela
- 1 onza de chocolate 85%
- 1 vaso de bebida de almendras con cacao puro
- 3 tortitas de arroz integral con mermelada 0%
- 1 batido de proteína de sabor chocolate
- 1 natilla sabor chocolate de proteína
Si te apetece salado…
- 2 puñados de pipas con cáscara
- 3 tortitas de maíz con pavo
- 1 manzana cortada a láminas con crema de cacahuete
- Encurtidos (pepinillos)
- Zanahorias o apio con 1 cucharada de Hummus o guacamole
- Palomitas caseras
Ser flexible también es salud.
Y entrar en un juego de extremos no te hará ganar la partida nunca.
Cúidate y hazte amiga de la comida.
Te acompañará toda la vida, así que más vale que aprendáis a entenderos 🙂
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