Llevo unos días un poquito más reflexiva.
Mañana, día 31, es mi cumpleaños.
Nada más y nada menos hacé 34 otoños que llegué a este mundo loco.
Siempre que puedo, me escapo por estas fechas para disfrutar de un poco de desconexión y coger perspectiva.
Porque, amiga, qué poco valoramos todo lo que hacemos si sólo vemos los árboles y no el bosque.
Los 33 me han aportado muchas cosas.
Nuevos proyectos, nuevas experiencias y sobre todo mucho aprendizaje (alguno un poco incómodo, pero muy transformador).
Pero es cierto que mi parte autoexigente me hace sentir como que no es suficiente.
Porque por mucho que hagas, si algo de lo que crees que se espera de ti no lo estás cumpliendo, es fácil acabar haciendo muchas cosas que realmente no deseas sólo por presión social.
¿Y cómo saber lo que deseamos si estamos todo el tiempo conectadas?
¿Cómo saber si realmente nos llena nuestra situación actual o simplemente nos estamos dejando llevar por “el camino correcto”?
¿Cómo saber si las decisiones que tomamos nacen desde nuestra esencia o sólo desde lo que externamente es “lo que toca”?
Hoy te quiero hablar sobre una herramienta que a mí me funciona muy bien cuando quiero volver a mi y tomar decisiones más coherentes: tener tiempo de soledad.
Y con soledad no me refiero a estar sola en casa viendo reels.
Con soledad me refiero a buscar ratitos de silencio (si son en la naturaleza, mejor) en los que puedas estar contigo misma y valorar qué necesito.
No hace falta irse a un retiro para ello (aunque si puedes hacerlo, es una experiencia altamente recomendable).
Pero es muy importante que a veces salgas del “hacer” para sentir cómo estás.
¿Cómo te hace sentir esta situación?
¿Qué te dice tu cuerpo cuando piensas en las distintas opciones? ¿Tu respiración cambia? ¿Notas tensión muscular?
¿Realmente lo deseas? ¿O es lo que te han vendido que necesitas para ser feliz, exitosa o “buena”?
A veces es difícil encontrar respuestas.
Y es difícil ir hacia dentro en un mundo bombardeado de información 24/7 y donde parece que todo el mundo tenga una vida perfecta (aunque nada más lejos de la realidad).
Pero siguiendo el camino “que toca” y no el que realmente te hace sentir TÚ, a largo plazo sólo te provocará insatisfacción y vacío.
No existen fórmulas mágicas.
Lo que para mí puede estar bien para ti puede no resonarte.
Y viceversa.
Pero el camino del autoconocimiento es el que más te acercará a sentirte en paz cuando te vayas a dormir por las noches.
Porque aunque este mundo siga siendo un lugar tan loco, si cada año estás más cerca de ti, estás en la dirección correcta 🙂
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