Estamos rodeados de inputs negativos.
Enciendes la tele y… malas noticias.
Entras en las redes sociales y… haters.
Llegas al trabajo y… quejas.
A lo largo del día, miles de pensamientos transitan nuestra mente.
Por suerte (o no), la mayoría inconscientemente.
Y como estamos programados para sobrevivir, detectar los posibles peligros es una función básica.
A priori este mecanismo es positivo (es lo que nos ha hecho llegar hasta aquí como especie).
Pero si no nos damos cuenta, es muy fácil caer en un bucle de negatividad.
El bucle.
Ése es el problema.
El estrés puntual es beneficioso.
Nos activa y nos hace huir del peligro.
Nuestro cuerpo, al perseguir una amenaza segrega cortisol, que funciona como un redbull y nos da ésa “energía” extra para responder a la amenaza.
Eso es fantástico cuando se activa de forma puntual.
Pero claro, si vivimos en una situación de estrés y negatividad constantes, esto ya se nos va de las manos.
Nuestro cuerpo se agota.
Nos sentimos cansadas, irritables, apáticas.
Todo nos afecta mucho y estamos hipersensibles.
No tenemos la mente enfocada.
Nos cuesta dormir.
Se altera nuestro apetito.
Tomamos peores decisiones.
Y, por desgracia, muchas veces lo pagamos con nuestro entorno.
No existe una fórmula mágica para no caer en este bucle.
Pero sí que hay consejos que te pueden ayudar a identificarlo y a mejorar tu situación:
Entrena: por muy cansada que estés, el movimiento siempre suma. Nos hace sentir mejor, segregamos endorfinas (la hormona de la felicidad) y nos ayuda a descansar mejor. Sé que a veces es difícil coger el hábito, pero te aseguro que es una de las mejores inversiones que puedes hacer 🙂
Ejercicios de respiración: técnicas rápidas y que puedes hacer desde cualquier lugar que te pueden ayudar en un momento de crisis. Un ejemplo puede ser la técnica 4-7-8 (inspira 4 segundos, mantén el aire durante 7 segundos y exhala durante 8 segundos). ¡Hazlo 4 veces y mira cómo te sientes!
Alimentación equilibrada: llena tu plato de alimentos de colores, no te olvides de la proteína de calidad y bebe mucha agua. No abuses de la cafeína y evita el alcohol.
Descanso regular: intenta seguir un horario de sueño regular. No te quedes enganchada a Netflix hasta las tantas y no te vayas a dormir con pantallas encendidas a tu alrededor.
Mira para dentro: observa qué es aquello que tanto te preocupa. A veces es algo muy tangible, pero muchas veces no entendemos qué nos pasa. Cuando esto te ocurra, escribir muchas veces ayuda a darnos claridad y orden y a detectar qué ideas nos bombardean.
Si no es suficiente, valora la opción de buscar acompañamiento por un profesional para allanar el camino.
Si quieres seguir aprendiendo sobre salud y bienestar, apúntate a mi Newsletter: