Cuando leas este email, yo estaré en el hospital sometiéndome a una pequeña intervención quirúrgica.
Nada grave, por suerte.
Pero que me ha hecho apreciar aún más mi salud.
Ay, los hospitales.
Esos lugares tan esenciales pero a los que nos gusta tan poco ir.
Por suerte o por desgracia, la vida me ha hecho que durante los últimos meses visite alguna de sus zonas con más frecuencia de la que me gustaría.
Pruebas.
Análisis.
Nervios.
Incertidumbre.
Resultados.
Tristeza.
Lloros.
Frustración.
Aceptación.
Porque a veces, por mucho que cuidemos nuestra salud, hay boletines de la lotería que escapan de nuestro control.
Esto puede llevarnos a pensar:
¿Ves? ¿De qué sirve cuidarse tanto si al fin y al cabo todos acabaremos enfermando y finalmente en el mismo lugar? ¡Es mejor “vivir la vida” y hacer lo que nos dé la santa gana!
Pero, en mi opinión, nada más lejos de la realidad.
Tener un cuerpo y una mente sanas te hacen que, cuando te encuentres una piedra en tu camino…
- Tengas generalmente mayor facilidad para recuperarte
- Tengas más estrategias de mentalidad para poder aceptar y afrontar lo que venga
- Tu cuerpo cuente con un buen combustible para trabajar lo mejor que pueda
Y sí, hay temas injustos.
Y hay veces en que la rabia nos vence y no entendemos el porqué nos ocurren muchas cosas.
Pero no hay duda que cuidarnos nos hace sentir mucho mejor y que nos ayuda a tener una vida más ordenada, saludable y feliz.
Y tener la consciencia de que tenerla es un auténtico regalo nos hace valorar mucho más el hecho de encontrarnos bien.
Aprovecha cada día para hacer con ella algo bonito para ti y para los que te rodean.
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