¿Café y chocolate? Sí, pero con criterio

¿Sabes qué me dicen muchas mujeres cuando quieren empezar a cuidarse?

“No me quites el café, Marta.”
“Ni el chocolate. Es uno de los mejores momentos del día…”

Y lo entiendo. 

Porque a mí también me encanta ese momento de pausa diario con una taza de café caliente acompañado por ese trocito de chocolate.

Tomar café o chocolate no es un problema.
El problema es cómo los usamos y qué calidad elegimos.

Hoy quiero darte claridad para que puedas seguir disfrutándolos, pero desde un lugar de conexión y presencia, no de ansiedad ni sabotaje.

El café: aliado o ladrón de energía

El café puede ser una herramienta muy útil…
o un parche que solo agrava lo que ya está desregulado.

Lo que muchas no saben:

  • Aumenta el cortisol, la conocida como “hormona del estrés». Eso puede ayudarte por la mañana, pero si ya vives en alerta constante… es contraproducente.
  • En ayunas, dispara aún más el cortisol y te puede perjudicar si estás muy estresada.
  • Afecta la absorción de hierro y magnesio si lo tomas justo tras las comidas, dos minerales clave para tu energía, tu ciclo y tu descanso.

¿Cómo elegirlo?

  • Que sea 100% arábica, molido al momento si puedes, o en grano. Evita el torrefacto (contiene azúcar añadido en el tueste), los de mezcla y los cafés con “aromas”.
  • Mejor si es orgánico, ya que el café convencional está fumigado con pesticidas que no te suman en tu salud.
  • No lo tomes recién levantado (hidrata primero tu cuerpo con 1 o 2 vasos de agua) y espácialo de las comidas.
  • Limita el consumo a antes de las 14:00 para proteger tu sueño y tu ritmo circadiano.
  • Si estás en una etapa de ansiedad, problemas de sueño o perimenopausia: prueba el descafeinado natural o el matcha (lo notarás).

¿Y qué decir del chocolate? 


El problema no es “comer chocolate”, sino elegir uno de mala calidad y/o comerlo de forma compulsiva.

¿Qué deberías mirar en la etiqueta?

  • El primer ingrediente debe ser pasta o masa de cacao, no azúcar.
  • 85% o más de cacao: significa menos azúcar, más antioxidantes, más magnesio y mejor impacto en tu sistema nervioso.
  • Cuanto menos ingredientes, mejor: cacao, manteca de cacao, azúcar de caña (mínima), punto.
  • Evita chocolates “fit” con edulcorantes artificiales, grasas hidrogenadas o mil promesas: cuanto más natural, mejor

¿Cómo disfrutarlo sin sabotearte?

  • 1-2 onzas al día
  • Muerde, no devores. Mastica lento. Saborea. Tu cuerpo también se nutre del placer consciente.

En conclusión:

El café, mal usado, te hiperactiva y agota.
El chocolate, mal elegido, te inflama y desregula.

Pero bien elegidos y tomados de forma consciente,
son dos aliados que no tienes por qué eliminar si te gustan.
Solo necesitas educación, presencia y criterio.

No viniste aquí a vivir a dieta.
Viniste a aprender a vivir en equilibrio y a disfrutar.
Y eso incluye el café de la mañana y el chocolate de la tarde,
pero desde el autocuidado, no desde el piloto automático.

Tu cuerpo no necesita prohibiciones.
Necesita presencia.
Y tú puedes dársela.

🙂

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