¿Por qué contar calorías no te funciona? (y qué puedes hacer en su lugar)

¿Sabes qué es lo primero que hacen muchas mujeres cuando quieren perder peso?

Contar calorías. 

«Esto tiene 300 kcal…»
«Hoy quemé 450 kcal en el gym…»
«Me he pasado 100 kcal con este snack, ya lo he arruinado todo…»

¿Te suena?

Puede que tú también hayas caído en esta trampa en algún momento. (Spoiler: yo también, y no una sola vez.)

Porque durante años nos han vendido la gran mentira de que comer y adelgazar es tan simple como sumar y restar.
 

Que todo se reduce a «calorías que entran» vs. «calorías que salen».

Pero no es cierto.
Al menos, no así de simple.

Tú no eres una máquina.
Tienes un cuerpo.
Un cuerpo vivo.
Un cuerpo que respira, siente, cambia, se adapta.

Y en los cuerpos vivos, las calorías no se comportan como en una hoja de Excel.

Te explico:

  • No absorbes todo lo que comes. Tu digestión, tu microbiota y el tipo de alimento que eliges influyen en cuánta energía realmente entra en tu sistema.
  • Tu metabolismo no es fijo. Si haces dietas muy restrictivas, tu cuerpo se protege y aprende a gastar menos energía (incluso en reposo). Huye de radicalismos y dietas estrictas que sólo te restan salud y te suman ansiedad.
  • El tipo de alimento importa. 200 calorías de un puñado de nueces ricas en nutrientes no impactan igual en tu cuerpo que 200 calorías de bollería industrial.
  • Tus hormonas llevan la batuta. Estrógenos, progesterona, insulina, cortisol… Todas ellas regulan tu hambre, saciedad y cómo usas o guardas la energía.

¿Te das cuenta de lo complejo que es?
¿Te das cuenta de lo injusto que es reducirlo todo a un simple número?

Entonces,

¿Qué puede estar pasando entonces si cuentas calorías pero no ves resultados?

Puede estar pasando que:

  • Tu cuerpo se haya adaptado a tantas dietas restrictivas bajando su metabolismo.
  • Estés comiendo menos de lo que necesitas y tu cuerpo esté “defendiéndose”.
  • Estés viviendo en modo estrés crónico, elevando el cortisol (y bloqueando la pérdida de grasa).
  • Estés eligiendo calorías “vacías” que no nutren ni sacian de verdad.
  • Estés ignorando los ciclos de tu cuerpo, su hambre real, su necesidad de descanso.

Y la solución no es comer aún menos.
Ni moverte aún más.
Ni castigarte.

La solución está en otro lugar:

  • Enfocarte en la calidad de tus alimentos: alimentos frescos, no procesados, variados.
  • Aumentar tu masa muscular para que tu metabolismo trabaje a tu favor.
  • Escuchar tu saciedad y tu apetito como señales a tu favor, no como enemigos.
  • Respetar tus ciclos hormonales: comer, entrenar y descansar acompasándote a ellos.
  • Aprender a nutrirte con la comida, no a castigarte.

Comer bien no es sobrevivir al hambre ni vivir con miedo a pasarte.
Comer bien es darle a tu cuerpo lo que necesita para brillar.

Y recuerda:

Tu valor no se mide en calorías.
Tu progreso no se mide en sumas y restas, batallas o dietas locas. 

El progreso real se consigue con claridad, estrategia y compasión.

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