Si cada mes, unos días antes de la regla…
- Te da por el chocolate (y no puedes parar)
- Te apetece pan, pizza o alimentos similares
- Sientes una necesidad urgente de dulce
- Estás más cansada, irritable y con hambre emocional
No estás loca.
Y no, no es falta de fuerza de voluntad.
Son tus hormonas dándote un mensaje.
Solo que nadie te enseñó a escucharlas.
Antes de la regla, tu cuerpo cambia (y tu hambre también)
En la fase lútea —los 10-14 días antes de la menstruación— tus niveles de estrógeno bajan y la progesterona sube.
Eso provoca:
– Menos serotonina → más ansiedad
– Menos energía → más necesidad de comida “densa”
– Mayor gasto calórico → más hambre real
– Cambios en la sensibilidad a la insulina → más antojos de carbohidratos
Y sí: es completamente normal que tu cuerpo te pida más comida.
El problema no son los antojos.
El problema es ignorarlos o responder con acciones que te desregulan más (comer alimentos ricos en azúcar y/o ultraprocesados de forma compulsiva, que te hacen sentir mal en todos los sentidos)
¿Qué puedes hacer?
1. No te restrinjas
Comer menos para “compensar” solo empeora la ansiedad y aumenta el cortisol. Come bien y suficiente, especialmente:
– Carbohidratos complejos (patata, avena, arroz integral, boniato, pan integral de calidad…)
– Grasas de buena calidad (aguacate, aceite de oliva, nueces, chocolate de mínimo 80%…)
– Proteínas magras (huevos, pescado, legumbres, tofu, carne…)
2. Distingue hambre física de hambre emocional
Si necesitas comer ya, y solo te sirve “algo dulce”, puede que tu cuerpo esté buscando serotonina.
Respira, pausa, y dale algo nutritivo antes de abrir el paquete de galletas.
3. Elige dulces que no disparen tu azúcar
¿Te apetece chocolate? Genial. Que sea negro (mínimo 80%), acompañado de algo más (fruta, frutos secos al natural, yogur…)
Así no generas el pico + bajón de energía que te deja peor.
4. Baja el ritmo
En esta fase necesitas más descanso, no más exigencia.
Dormir, moverse suave y cuidarte es la mejor forma de reducir antojos y regularte.
Tu cuerpo no se equivoca.
Te está protegiendo.
Y cuando le das lo que necesita, no lo pide a gritos 😉
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